Tu viaje a Guatemala

Me harté muy rápidamente cuando mi amigo Alberto me contó sobre su viaje a Guatemala, pero con vos todo es diferente.

Solo de imaginarte en las ruinas que visitaste el primer día fue motivo suficiente para llegar a casa e inundar mi computadora de fotos turísticas.

En Google, los lugares están vacíos, pero en mi mente está muy clara tu figura. Llevás la espantosa camisa verde que solo a vos y a mí nos gusta. Te combina bien con las columnas grises que reposan a tus espaldas. Te luce.

También andás los pantalones de mezclilla que algún día fueron azules, pero que hoy son celestes. Están desteñidos, pero no importa. Aún conserva el mismo estilo que tuvo hace un par de años cuando te conocí.

Tengo ganas de escribirte un whatsapp para pedirte un nuevo audio sobre tu viaje. De seguro estás harta porque te da pereza contar sobre tus vacaciones, pero te rogaré para saber algo más.

Quiero saber sobre el hotel en que te hospedaste, sobre la cena que comiste, sobre la cerveza que probaste como parte de tu colección personal de memorias alcohólicas.

Me gusta tanto escucharte hablar sobre Guatemala que, en la de menos, podría escribirle a Alberto para que me contara un poco más sobre esos paisajes.

Hasta eso haría.