Sal del cuerpo

Jorge Arturo Mora
2 min readOct 16, 2018

Qué vergüenza no haber sabido que la sed se quitaba en tus venas.

De saber que el relieve de tu brazo provocaba sonidos de sirenas en mis oídos, hubiese cambiado los tímpanos por estrellas que iluminasen el mar encantado.

La planicie existe para que tu piel sea relieve. Las marcas de tus manos son la brisa de una mañana de descanso.

El lunar que se esconde en tu dorso es enigma, es brillo. La celeridad de tu espalda, arriba abajo, arriba abajo, es el oleaje que derrumba al buque más ebrio.

Marchita y solicita tu cuello el aroma ajeno, la respiración colgante, el ruido estimulante del insomnio deliberado.

De nuevo, tu cabello llega hasta el relieve de tu cuello. Una vena se te marca desde hace mucho tiempo, pero más que nunca en esta habitación sin paredes, con el escapulario que se rompe en mis dientes.

De la celosía se cuela el aliento de los platanares. La rojiza luz del edificio de enfrente firma como execrable testigo de lo imposible.

Nunca fue el plan emprender un camino para no acabarlo. Nunca fue el plan detenerse a medio camino para mirarnos con otros ojos.

Ahora podría vivir sin rumbo. Podría manejar la carretera más perdida y no buscar destinos.

La arena del desierto sabe a centellas de sal cuando la espalda se une con la maleza de mis ojos.

Vos lo hacés porque sí y yo porque siempre. Vos lo pensás por ahora y yo porque quiero.

La quijada también habla. Esconde los sólidos dientes recién alineados por aquel oneroso dentista. El cruce de la mandíbula mana leche estelar.

El líquido se vierte en una taza giratoria, lisérgica y de olor prestado. Tu cuerpo vuelve a ser planicie y solo tus ojos se sostienen en relieve.

‘Así está bien’, me decís. ‘¿Estás segura?’, te digo.

Me rechazás la pregunta de la manera adecuada: con una bofetada en la cara y una risilla delatora.

Mentís.

Tu baile regresa. Tu mirada sencilla también. Te mordés el labio. Tu espalda se hace poema.

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Jorge Arturo Mora
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Written by Jorge Arturo Mora

Escribo, escucho y veo para seguir escribiendo.

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