#Plotober 12: el sudor del queso

Jorge Arturo Mora
2 min readOct 13, 2019

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Tema del día: sincero

Ya era hora que Franco fuese sincero consigo mismo pues la idea le venía dando vueltas en la cabeza desde que tenía memoria.

Desde pequeño, Franco tomó una costumbre: después de hacer ejercicio, le encantaba comer queso.

No era tan raro en un comienzo. No es la usual fuente de proteína que se recomienda después de entrenar, pero no había cómo hacer objeción.

Un día, Franco llegó de entrenar, abrió su refri y sacó la caja de queso. Sudaba tanto que las gotas comenzaron a caer encima del queso. Es más, un torrente de sudor se combinó con el líquido que suelta el queso, cambiando su habitual blanco en un gris viscoso.

A Franco no le importó y comió el queso sudado.

Oh. Qué gloria, pensó. El sabor de su sudor junto a su adorado queso representó una fantasía inédita que incluso le provocó una erección.

Franco estaba tan excitado que pensó: ‘¿y si hago lo que siempre he pensado?’. Por qué no. Estaba solo en la casa y solo las paredes podían juzgarlo.

El muchacho tomó el bloque de queso, se quitó su camisa y comenzó a restregar el lácteo sobre su sudoroso pecho. Lo refrescaba la leche que brotaba del queso y, de paso, tomaba los trozos que caían al piso para introducirlos en su boca.

Los fluidos se intercambiaban. El queso tenía el sudor de Franco y Franco el sudor del queso.

A partir de ahí, nació una fantasía sin precedentes. A partir de ahí, Franco comenzó a hacer ejercicio cinco veces al día.

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Jorge Arturo Mora
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Written by Jorge Arturo Mora

Escribo, escucho y veo para seguir escribiendo.

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