Déjalas caer
No quisiera escribir estas letras pues mis manos sudan de solo pensar en no hacerte honor, pero cuando recuerdo el tubo abierto de tus ojos pienso que mi piso es un pequeño charco al lado del océano de tus mejillas.
La luz no te hace justicia y el agua te ha corrido el delineador, pero yo sé lo que hay debajo de la máscara de llanto. Están tus ojos achinados, tus fosas pronunciadas, tu sonrisa caída…
Llora, llora y abraza porque hoy es el último día. Antes de partir, cada mirada cuenta, porque desde ya el futuro está contando nuestros segundos juntos para cuando llegue la hora en la que la nostalgia golpee puertas de recuerdos.
Ya te has deshidratado en mi frente y pareces soltar las lágrimas que se me atascaron en la garganta. Yo escribo estas letras creyendo que es llanto negro desparramado en una hoja blanca.
Aún así, sigues llorando. La gota que se resbala de tu quijada se antecede de la de tu mejilla, y la de la mejilla viene perseguida por la de tu ojera.
Está bien. Deja que el suelo sea charco, deja que sea océano. Deja que sea lo que sea.
Algún día, todo esto se secará. Te lo prometo.
El futuro es un jardín que riegas con el agua de tus ojos.